viernes, diciembre 12

Velocidad de escape.





Siempre me ha parecido que la Ciencia, puede incluir un cierto grado de belleza cuando la empleamos para entender mejor el mundo que nos rodea.



Recientemente, algunas personas de mi entorno me han hecho pensar seriamente en lo diferente que es el discurso empleado, con las acciones que llevamos. Muy humano el ser así, definitivamente, pero, aún pienso que sería muy agradable el ser congruentes. Pero, ¿Cómo pedir algo que ni yo mismo puedo alcanzar en muchos momentos?



Entre mucho trabajo, entre poca congruencia, y una incipiente crisis existencial, siento una especie de presión que me resta el espíritu optimista. De por sí, el optimismo nuca ha sido mi fuerte…..



Ayer me preguntaron cómo me sentía. Lo único que pude pensar es, “raro, es como tener ganas de estallar, pero al revés….”. Eso, por supuesto, es una implosión.



Según el diccionario, Implosión "Acción de romperse hacia dentro con estruendo las paredes de una cavidad cuya presión es inferior a la externa." Aplica. La misma búsqueda en internet, me trae información asociada a las implosiones, y de un ente asociado, los agujeros negros. Ya había escuchado de estos entes, por supuesto; pero, un dato interesante llamó mi atención de forma particular: El concepto de un cuerpo tan denso que ni la luz pudiese escapar de él, fue descrito en un artículo enviado en 1783 a la Royal Society por un geólogo inglés llamado John Michell. Por aquel entonces la teoría de Newton de gravitación y el concepto de velocidad de escape eran muy conocidas. Michell calculó que un cuerpo con un radio 500 veces el del Sol y la misma densidad tendría, en su superficie, una velocidad de escape igual a la de la luz y sería invisible.



Definitivamente me atrapó esa definición, así es como me siento; no siento que pueda proyectar luz, por lo que siento que puedo (quiero) mantenerme invisible, pasar desapercibido.



Una metáfora empleada para explicar lo que es la meditación, compara a nuestra mente con un pez en un estanque. Cuando el pez (la mente) está demasiado cercano de la superficie, cualquier elemento que perturbe la superficie lo afectará, lo espanta, lo distrae. Cuando el pez nada en lo profundo, puede darse cuenta de las turbulencias de la superficie, pero a la vez continuar nadando de forma tranquila y sin necesidad de distraerse de su actividad ni su concentración.



Mantenerse como un agujero negro parecería una forma ideal para poder meditar, enfocar la mente en el aquí, en el ahora, alejarse de los conflictos cotidianos que llevan a nada; concentrar la luz en cosas significativas, y no desperdiciarla en temas que no la precisan.



Entonces, muy probablemente, los días siguientes serán empleados en este ejercicio de enfocar (la luz, la atención, el interés); en cuestiones, (temas, proyectos, y personas) muy específicos; tengo que reconocer que mi energía se siente mermada, aún tengo la duda de si esta energía es un recurso renovable o no; pero, en cualquier caso, hace sentido el enfocarla de forma tal que resulte productiva. Y ese enfoque, seguramente, tendrá que ver mucho con el mundo interior; después de todo, ya está claro que al igualar la velocidad de escape del sistema a la de la luz, se obtienen que la luz no saldrá del sistema, y si se toma en cuenta que los mundos interiores tienden a ser mayores que el mundo exterior, me mueve a pensar que, esta fórmula puede funcionar. Por lo menos mientras exista alguna luz...




No hay comentarios: