Esta semana están sucediendo varias cosas, en todos los niveles, definitivamente es una semana interesante; pero, pensando en lo que mas impacta mi vida, creo que algo sencillo es lo que me llega mas. Regresé a nadar.
Nunca me han fascinado los deportes per se, siempre debe haber algo acompañando al ejercicio que me haga interesarme y comprometerme. Razones para continuar con el ejercicio, tengo demasiadas, pero, a fin de cuentas lo interesante; creo, es poder pasar del "me gusta", al "me apasiona"; llegando a ese estado, lo demás en terreno plano.
En algún momento el practicar kajac me pudo fascinar. El estar en el agua, completamente equilibrado, en una actividad que implica estar al 100% en cada movimiento, para lograr ese ritmo, ese equilibrio dinámico, wow, era un buen reto. Cuando lo recuerdo aún me sorprende, durante esos meses que lo practiqué tenia que despertarme antes del amanecer, atravesar la ciudad en transporte público, y aún en la mañana, (si eran frías muchas de las mañanas), meterme al agua, robándole horas al sueño, para poder practicar un rato; luego, regresar a CU a trabajar, y en la noche, a casa, a preparar todo para la madrugada siguiente.......
Tiempo después descubrí el montañismo. Todo empezó por un regalo inesperado. Una amiga de la facultad se me acerco un día, con una sonrisa resplandeciente que no le cabía en su cara. Rocío, sin decir mas, se acercó y me dijo -Ten, un regalo.- Dejó en mi mano una piedrita, así que, me reí y respondí irónicamente -¡Gracias! ¿Como sabías que quería una piedra?- Lo bueno fue que ella me explicó que la piedra la tomó del punto mas alto del Popocatepetl, había ido en su primera expedición de alta montaña y me relató la aventura de una forma tal, que, me inspiró y me inscribí en el siguiente curso de montañismo en la universidad. Los recuerdos y las anécdotas de esta etapa podrían llevarse varias páginas; en este momento prefiero comentar de forma rápida que ahí descubrí que todos tenemos una montaña que escalar, solo que algunos seleccionamos montañas tangibles. También descubrí lo que es que la luna tenga casa; aprendí a ver el sol salir dos veces en un mismo día; aprendí que hay mas estrellas de las que podemos ver; me quedé con amigos que hasta el día de hoy disfruto de una forma muy especial.
Algún día me intrigaron las artes marciales, así que animé a varios amigos (para no ir solo) a investigar las clases de karate en la universidad. Fuimos, y nos emocionamos viendo las prácticas. Creo que cada uno de nosotros teníamos espectativas muy diferentes; yo quería entender ese misticismo que hay en una práctica marcial. Y ahí estábamos, viendo una clase; y ahí, en frente de nosotros, el profesor corregía a los alumnos en clase. Y la corrección consistía en que cuando una mano, una pierna o alguna zona del cuerpo no se encontrara en la posición adecuada; se indicaba con un guamazo que el profesor soltaba con una especie de vara de bambú, tan refinada, que no solo dolía como latigazo, también se abría ( por que era de varios filamentos te bambú tensados) y propinaba una especie de pellizco al ser retirado de la zona castigada. Vimos las correcciones un buen rato, una media hora, y entendimos que definitivamente eso requería una pasión y entrega total; no entiendo otra forma de aceptar tanto mal trato. Así que mis amigos desistieron de investigar artes marciales, y yo me inscribí a la clase de Taek Kwon Do. Llegue al grado de cinta verde, participé en varios exámenes, en algunos combates, y en ningún torneo, pero disfruté mucho el poder aprender un poco de este deporte/arte, y realmente disfruté el practicarlo, aunque fuera en niveles básicos, y aprender que su concepto central es la búsqueda del equilibrio.....Mis rodillas guardan recuerdos de esa época.
Ya en mi época de oficina, busqué mantener la condición en los gimnasios, pero, siempre, al final, me resultaba demasiado aburrido salir de un lugar cerrado, ir a otro lugar cerrado, y ahí quedarme hasta agotarme. Nunca me convenció del todo el estar encerrado en un gym, incluyendo las diferentes alternativas que pude encontrar: spinning, peso libre, caminadoras, escaladoras, elípticas, remadoras, cables, bah! siempre me acababan aburriendo. Lo único que medianamente hacía sentido era la caminadora. Hasta que un día cambiaron las cosas, por que, ese día que estaban arreglando la duela, movieron todos los aparatos, y la caminadora quedo frente de la ventana. Así que ese día caminé en la banda sin fin, y podría sentir el viento en mi, y ver los árboles meciendose con el viento, y no solo caminé, también corrí. Quedó claro que lo mío era correr en exterior, y así lo hice por algún tiempo. Me resulta difícil creer que la gente me comente que les parece aburrido el correr. Es genial sentirse vivo, y sentir el aire, y estar en lugares llenos de bosque respirando rápido; el correr siempre me permitió liberar los pensamientos de una forma muy especial y agradable. Había llegado a donde quería, o , como reza una playera de las que me gusta usar para correr, sabía que no podía parar. "There is no finish line"...
Hace cosa de dos años me lastimé la espalda. y de la forma mas absurda; en un taller de risa terapia. Teníamos que realizar una actividad en conjunto, cargué a una chica, y ahí, en ese momento, mi espalda cedió. Me costó un año de píldoras salir de eso; lo interesante es que desde cierto punto en el que me confirmaron la mejoría era casi total, y me recomendaron ejercitarme, me alegré, pensé que podría regresar a correr, pero, no. No podía, no convenía a mi espalda. La receta fue, nadar.
Nunca había nadado, no formalmente. Claro que toda la infancia invertida en las albercas de Puebla me hicieron perderle el miedo al agua, pero saber flotar no significa saber nadar. Así que me desconcertó un poco la recomendación. Pero, si me lo recetaron para mejorar, valía la pena intentarlo. Y así descubrí de la natación. Fui descubriendo que al estar en el agua, al estar suspendido y nadando, era como meditar de una forma dinámica. Respirar, 1,2,3, respirar, 1,2,3, respirar...... La base de la meditación es la respiración controlada, dicen algunos. El cuerpo es el pasado; la mente el futuro, y la respiración el puente que los comunica, el aquí y el ahora; dicen los que practican Yoga. Podría ser, pienso yo, pero, el punto es que, para mi, ahora, se están acomodando todas las cosas, y en esta aparente estabilidad; pues parece ser propicio volver a nadar. Retomé esta semana, estoy muerto de cansancio, pero, contento. Ya veremos a donde nos lleva esta nueva oportunidad.....
No entiendo por que dicen que los geminianos somos demasiado cambiantes............
Nunca me han fascinado los deportes per se, siempre debe haber algo acompañando al ejercicio que me haga interesarme y comprometerme. Razones para continuar con el ejercicio, tengo demasiadas, pero, a fin de cuentas lo interesante; creo, es poder pasar del "me gusta", al "me apasiona"; llegando a ese estado, lo demás en terreno plano.
En algún momento el practicar kajac me pudo fascinar. El estar en el agua, completamente equilibrado, en una actividad que implica estar al 100% en cada movimiento, para lograr ese ritmo, ese equilibrio dinámico, wow, era un buen reto. Cuando lo recuerdo aún me sorprende, durante esos meses que lo practiqué tenia que despertarme antes del amanecer, atravesar la ciudad en transporte público, y aún en la mañana, (si eran frías muchas de las mañanas), meterme al agua, robándole horas al sueño, para poder practicar un rato; luego, regresar a CU a trabajar, y en la noche, a casa, a preparar todo para la madrugada siguiente.......
Tiempo después descubrí el montañismo. Todo empezó por un regalo inesperado. Una amiga de la facultad se me acerco un día, con una sonrisa resplandeciente que no le cabía en su cara. Rocío, sin decir mas, se acercó y me dijo -Ten, un regalo.- Dejó en mi mano una piedrita, así que, me reí y respondí irónicamente -¡Gracias! ¿Como sabías que quería una piedra?- Lo bueno fue que ella me explicó que la piedra la tomó del punto mas alto del Popocatepetl, había ido en su primera expedición de alta montaña y me relató la aventura de una forma tal, que, me inspiró y me inscribí en el siguiente curso de montañismo en la universidad. Los recuerdos y las anécdotas de esta etapa podrían llevarse varias páginas; en este momento prefiero comentar de forma rápida que ahí descubrí que todos tenemos una montaña que escalar, solo que algunos seleccionamos montañas tangibles. También descubrí lo que es que la luna tenga casa; aprendí a ver el sol salir dos veces en un mismo día; aprendí que hay mas estrellas de las que podemos ver; me quedé con amigos que hasta el día de hoy disfruto de una forma muy especial.
Algún día me intrigaron las artes marciales, así que animé a varios amigos (para no ir solo) a investigar las clases de karate en la universidad. Fuimos, y nos emocionamos viendo las prácticas. Creo que cada uno de nosotros teníamos espectativas muy diferentes; yo quería entender ese misticismo que hay en una práctica marcial. Y ahí estábamos, viendo una clase; y ahí, en frente de nosotros, el profesor corregía a los alumnos en clase. Y la corrección consistía en que cuando una mano, una pierna o alguna zona del cuerpo no se encontrara en la posición adecuada; se indicaba con un guamazo que el profesor soltaba con una especie de vara de bambú, tan refinada, que no solo dolía como latigazo, también se abría ( por que era de varios filamentos te bambú tensados) y propinaba una especie de pellizco al ser retirado de la zona castigada. Vimos las correcciones un buen rato, una media hora, y entendimos que definitivamente eso requería una pasión y entrega total; no entiendo otra forma de aceptar tanto mal trato. Así que mis amigos desistieron de investigar artes marciales, y yo me inscribí a la clase de Taek Kwon Do. Llegue al grado de cinta verde, participé en varios exámenes, en algunos combates, y en ningún torneo, pero disfruté mucho el poder aprender un poco de este deporte/arte, y realmente disfruté el practicarlo, aunque fuera en niveles básicos, y aprender que su concepto central es la búsqueda del equilibrio.....Mis rodillas guardan recuerdos de esa época.
Ya en mi época de oficina, busqué mantener la condición en los gimnasios, pero, siempre, al final, me resultaba demasiado aburrido salir de un lugar cerrado, ir a otro lugar cerrado, y ahí quedarme hasta agotarme. Nunca me convenció del todo el estar encerrado en un gym, incluyendo las diferentes alternativas que pude encontrar: spinning, peso libre, caminadoras, escaladoras, elípticas, remadoras, cables, bah! siempre me acababan aburriendo. Lo único que medianamente hacía sentido era la caminadora. Hasta que un día cambiaron las cosas, por que, ese día que estaban arreglando la duela, movieron todos los aparatos, y la caminadora quedo frente de la ventana. Así que ese día caminé en la banda sin fin, y podría sentir el viento en mi, y ver los árboles meciendose con el viento, y no solo caminé, también corrí. Quedó claro que lo mío era correr en exterior, y así lo hice por algún tiempo. Me resulta difícil creer que la gente me comente que les parece aburrido el correr. Es genial sentirse vivo, y sentir el aire, y estar en lugares llenos de bosque respirando rápido; el correr siempre me permitió liberar los pensamientos de una forma muy especial y agradable. Había llegado a donde quería, o , como reza una playera de las que me gusta usar para correr, sabía que no podía parar. "There is no finish line"...
Hace cosa de dos años me lastimé la espalda. y de la forma mas absurda; en un taller de risa terapia. Teníamos que realizar una actividad en conjunto, cargué a una chica, y ahí, en ese momento, mi espalda cedió. Me costó un año de píldoras salir de eso; lo interesante es que desde cierto punto en el que me confirmaron la mejoría era casi total, y me recomendaron ejercitarme, me alegré, pensé que podría regresar a correr, pero, no. No podía, no convenía a mi espalda. La receta fue, nadar.
Nunca había nadado, no formalmente. Claro que toda la infancia invertida en las albercas de Puebla me hicieron perderle el miedo al agua, pero saber flotar no significa saber nadar. Así que me desconcertó un poco la recomendación. Pero, si me lo recetaron para mejorar, valía la pena intentarlo. Y así descubrí de la natación. Fui descubriendo que al estar en el agua, al estar suspendido y nadando, era como meditar de una forma dinámica. Respirar, 1,2,3, respirar, 1,2,3, respirar...... La base de la meditación es la respiración controlada, dicen algunos. El cuerpo es el pasado; la mente el futuro, y la respiración el puente que los comunica, el aquí y el ahora; dicen los que practican Yoga. Podría ser, pienso yo, pero, el punto es que, para mi, ahora, se están acomodando todas las cosas, y en esta aparente estabilidad; pues parece ser propicio volver a nadar. Retomé esta semana, estoy muerto de cansancio, pero, contento. Ya veremos a donde nos lleva esta nueva oportunidad.....
No entiendo por que dicen que los geminianos somos demasiado cambiantes............
1 comentario:
¿Caerte en risaterapia? Entonces estuvo divertido =) Lo bueno es que tienes a la natación de tu lado.
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