lunes, septiembre 8

De lo cercano, cuando se va.....

En la semana se cumplió un año de que empecé a publicar en este blog. Pensé a lo largo de toda la semana en que podría escribir para no dejar pasar la fecha.
  • El lunes pensé acerca de escribir de como me he sentido escribiendo y compartiendo a través de este blog, eso incluiría toda una gama de sensaciones muy interesante.

  • El martes fué un día triste, ví como arrollaban a un motociclista, como el miedo y el prejuicio estan mas cerca de lo que pensé y afectan de forma directa a gente que aprecio. Habría escrito molesto e indignado.

  • El miércoles reencontré amistades, y fuí reencontrado tambien por otras, habría reflejado un poco de la sorpresa que causan esas casualidades que tiene la vida para darnos lecciones de humildad.

  • El jueves vi una obra de teatro muy divertida y disfruté una charla muy buena, pensé en realizar una crítica dura a la obra, (aunque tengo que admitir qu eme divertí, pero no me agradó la forma de politizar, cargando hacia la derecha, la crítica en la obra). O bien, escribir acerca de la comunicación y lo difícil que pued ellegar a ser, para continuar un poco con lo conversado ese día.

  • El viernes me fuí de fiesta, algo no planeado, algo muy divertido. Pensé que podría escribir algo relacionado con esta experiencia; como sale tan bien lo espontáneo.

  • El sábado me la pase de flojo, leí una entrevista a Carmen Aristegui, y me vinieron mil ideas a la cabeza, como siempre que leo, veo o escucho a esta señora tan valiente. Hice planes para escribir algo de política, lo cual sería todo un reto, no puedo pensar en el tema si apasionarme a grado extremo.

  • El domingo fué extremadamente agradable. Desayuné temprano con Anilú, lo cual es un placer en todo sentido. Luego hice el super y preparé algo de comer para la semana (eso me relaja bastante), me la pasé dormido un rato en la tarde (de esos sueños reparadores que ya pocas veces se me dan), por lo que acudí a la cita con mis padres de buenas, y me la pase genial por que coincidí con mis hermanos y mis sobrinos (disfruto mucho a esos enanos). En la noche pensé en escribir algo acerca de los enanos....
Pero, no escribí nada de lo que pensé podría desarrollar. Hoy en la mañana bajé la bolsa con basura del auto, levanté un ejemplar atrasado del publimetro para tirarlo, y recordé una nota que ví hace unos días, y que me negué originalmente a creer. Falleció el poeta Alejandro Aura.

Hoy llegué a la oficina, tiré la bolsa de la basura del auto, y busqué la nota en internet (en serio, no podia creerlo). Y ahi estaba la confirmación.

Hace varios años Alejandro Aura tenía un programa en televisión, lo cual me parece era bastante atípico. Un poeta, escritor, con invitados y entrevistas. Me gustaba mucho ese programa. De sus comentarios recuerdo haber leído algunos libros, recuerdo como me sentaba en la sala a verlo, como cenaba con mis hermanos y mis papas, como comentabamos lo que conversaba Alejandro con sus invitados.

Este poeta, al que nunca conocí en persona, siempre me pareció una influencia cercana, me agradó y me atrajo mucho su evidente pasión por los libros, por las letras, por lo humano. Lo que conocí de lé me pareció sumamente humano, sensible, divertido.

Ahora, a varios años de distancia, la nota me deja frío. La nota me recuerda que nada ni nadie es para siempre, y a pesar de que eso es claro y diario es demostrado; resulta particularmente impactante cuando un protagonista de los recuerdos de los años mozos es la enésima demostración de que somos impermanentes.

Siempre he tenido un respeto muy especial por el que hacer creativo, en cualquiera de sus manifestaciones; pero los poetas merecen un lugar muy especial en mi sentir. Siempre consideré que solo un alma y una sensibilidad muy especiales pueden alcanzar esa belleza para cantarle a la vida, a los amigos, al amor, al desamor, a lo cotidiano, a lo mas sublime del ser humano.

Me siento torpe y sin recursos para poder hablar de la muerte de un poeta, de una referencia obligada en mi historia, de un ser humano tan lejano y cercano al mismo tiempo.

Así que, lo que se me ocurre es compartir un poema escrito por Alejandro Aura, en un poema de despedida.


DESPEDIDA

Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,
pedir los abrigos y marcharnos,
aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo
y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;
se quedarán los demás, que cada vez son otros
y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,
también el hueco de nuestra imaginación se queda
para que entre todos se encarguen de llenarlo,
y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,
como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo
y luego, sin rencor, deja de estarlo.

¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,
allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas
esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra,
eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo
con mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzas
en el que el tiempo se mueve tan despacio
que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.
O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apagan
las luces iridiscentes por secretear con sus mejillas
de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los pastos,
esperanzador y eterno como la existencia de los dioses.
O el cielo multifacético del vino que está siempre soñando
que gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.

Lo que queda no hubo manera de enmendarlo
por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,
ya estaba medio mal desde el principio de las eras
y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse
a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,
de modo que se queda como estaba, con sus millones,
billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,
esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos
y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.
Nos vamos. Hago una caravana a las personas
que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós.

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