En la semana viví algunas experiencias que, viéndolas desde la perspectiva del fin de semana, parecen tener el común una palabra muy especifica: riesgo.
El lunes mate mi lap top de la empresa. No se que pueda ser lo mas terrible del asunto; saber que era tan joven (tengo escasos dos meses con ella), o saber que la mate en un acto imprudencial, ni siquiera tenia pensado llevar a cabo tal crimen (un termo entero con te fue el arma empleada). Para no hacer demasiado largo este relato, baste con saber que las consecuencias abarcan desde 4 semanas sin mi computadora, posible perdida de alguna información (bastante valiosa para mi), y, posiblemente, tener que cubrir los costos de la reparación, los cuales no son nada despreciables (este costo tal vez acabe con mi presupuesto para mis próximas vacaciones, si no lo consume todo, puede mermarlo de una forma alarmante).
Pero, en fin, fue un accidente, claro que seré mas cuidadoso en el futuro cuando tome te cerca de algún equipo. Lo material parece tener solución. Digamos que el peor escenario, me afecta, pero no me detiene. Acá lo que me queda de reflexión es como, un accidente tan tonto puede tener tantas implicaciones. ¿Como estar preparado ante este tipo de riesgos?
El martes y miércoles acudí al curso de Earned Value, el cual es un método de planeación y control descrito en las recomendaciones del PMI para la administración de proyectos. El objetivo primero del curso es el de ganar PDUs para mantener mi certificación como PMP. El segundo, aplicar lo aprendido en mi vida profesional. Y el tercero, tal vez, aplicarlo en mi universo personal.
Lo que nos enseñaron del método en realidad es muy interesante. El objetivo de esta metodología es el poder registrar los avances reales de trabajo y consumo de recursos, los cuales se comparan con el plan original. Las desviaciones del plan, esa es la información clave del método. Se sabe desde un inicio que no existe un plan perfecto, por lo cual siempre se presentaran variaciones. Lo interesante es poder reaccionar a tiempo para tratar de minimizar los efectos negativos de las desviaciones encontradas entre el plan y la ejecución real. El primer parámetro analizado es el de costos (recursos), en segundo lugar, y con limitaciones importantes, este la variable tiempo.
En general puedo decir que es un método noble. Me parece que puede ser una herramienta muy valiosa para el seguimiento de ciertos proyectos. Siendo sinceros, no veo la aplicación inmediata en mi caso laboral particular; pero, como decía un conocido, el aprender algo nuevo no pude ser malo.
Entonces, me pregunto, ¿Que tan viable es el pensar en el aplicar dicha metodología a otros ámbitos, mas allá de lo laboral? Claro, específicamente al plano personal, ¿Será posible?
Esto lo reflexiono por que, debo reconocer, algunos temores personales los veo directamente relacionados con el riesgo.
Alguna vez leí que solo las personas que nos importan nos pueden lastimar. Me parece cierto. Así que personalmente he considerado que las relaciones humanas se basan en un porcentaje interesante en esta paradoja. A nadie en su sano juicio le gusta ser lastimado. ¿Que hacer para evitar ese dolor? ¿Aislarse de forma tal que nadie pueda llegar a ese nivel en el cual se convierte en un elemento peligroso a nivel emocional? Creo que no es la respuesta, como tampoco creo que la respuesta sea la apertura total y sin peros ante cualquier ser humano. Intuyo que debe existir un punto medio (muy personal y subjetivo para cada uno) en el cual el costo beneficio del riesgo implicado en una relación emocional trascendente haga sentido. Lo interesante, supongo es el poder definir ese punto medio. También supongo que, como seres dinámicos, cambiantes que somos, ese punto debe tender a cambiar en diferentes momentos. Como escribió Sabines. Yo no lo se de cierto.
Dicen que somos producto de la herencia, del entorno, y de la experiencia. Asi que he tratado de aplicar esa búsqueda del punto de equilibrio en las relaciones personales que he mantenido, pero me doy cuenta de que también me influye de forma importante el modelo que aprendí en mi familia de relación emocional. Creo que una gran cantidad de personas han sido influenciadas por los rompimientos de las relaciones de sus padres. Yo me siento en el extremo opuesto de esa situación. Mi modelo es el de una pareja que, a pesar de todo, se mantiene junta. A pesar incluso de la posibilidad de estar mejor separados. A pesar de que no exista dialogo, a pesar de que hace mucho tiempo no existe el compañerismo. A pesar de que la rutina tomo el lugar de todo lo demás. Cuando veo que algunos comenten en error de ni siquiera intentar el mejorar o adaptarse a la relación, me queda claro que uno de mis grandes errores ha sido el aferrarme a algo que ya no existe.
¿A que tanta palabrería? Pues, que tengo que reconocer que estoy experimentando algo que hace tiempo no sentía. Hace mucho no sentía, y de hecho, pensé que tal vez no podría sentir. Me siento emocionado en el proceso de conocer a alguien.
Ese sentimiento de sorpresa y alegría de sentirme movido, conmovido, es agradable. Me parece algo genial, son de esas sensaciones que uno espera todo el mundo pueda experimentar en algún momento. Pero, estos sentimientos pueden convertirse muy fácilmente en expectativas, y, si estas llegan a basarse sobre supuestos poco relacionados con la realidad, crean la formula básica de fracaso: expectativas no cubiertas = frustración.
Entonces. ¿Que sigue?
Sigue la calma. Creo que es lo mejor. Si algo puede llegar a darse, era genial. Si no, también es genial, por que lo ya compartido, la complicidad ya creada, es algo bastante agradable, y es bueno. Por otro lado, tengo perfectamente claro que en este caso particular, los riesgos son realmente altos. Tengo la realidad frente a mis ojos, así que me parece sano no tratar de engañarme. El poder esperar que esta relación crezca me gustaría, definitivamente, pero implica una inversión de muy alto riesgo emocional. Mi aversión al riesgo es alta, así que, para desarmar la formula del fracaso, tengo que esperar nada. Esto no solo debe neutralizar la parte de la frustración, también debe genera la ventaja de que cualquier logro que se de en este tema, por pequeño que parezca, debe ser una gran victoria que atesorar.
Me he aferrado un par de veces a casos que ya no tenían salvación. Espero no cometer ese error una tercera vez. Ahora se que nada es para siempre, y se que eso no es malo, se que las enseñanzas deben atesorarse y entenderse, y se que cada día debe ser atesorado, con todo y a pesar de todo.
Entonces, el riego siempre estará, no se puede eliminar; se pueden modular los riesgos y sus efectos, pero, no se trata de evitar el dolor. Se trata de vivir bien sin jugar al suicida emocional. Se trata de vivir cada día como el último, tratando de estar preparados para lo peor, pero esperando y trabajando para lo mejor. Se trata de vivir y atesorar cada momento, y entender que los momentos no son para siempre ( lo aprendido dura mas, eso si). Se trata de salir cada día a echarse un clavado en la vida, y moverse con decisión, pero relajado, para poder sentir como fluya la vida alrededor de nosotros, como nos acaricia la piel, y el alma, y abrir los ojos, para poder apreciar el paraíso que muy frecuentemente no queremos ver. Y vernos al espejo, en la mañana, y comprometerse con ese humano que nos ve de frente, para prometerle un buen día, aun sabiendo, o tal vez por saberlo, que podría ser la última oportunidad para hacerlo.
El lunes mate mi lap top de la empresa. No se que pueda ser lo mas terrible del asunto; saber que era tan joven (tengo escasos dos meses con ella), o saber que la mate en un acto imprudencial, ni siquiera tenia pensado llevar a cabo tal crimen (un termo entero con te fue el arma empleada). Para no hacer demasiado largo este relato, baste con saber que las consecuencias abarcan desde 4 semanas sin mi computadora, posible perdida de alguna información (bastante valiosa para mi), y, posiblemente, tener que cubrir los costos de la reparación, los cuales no son nada despreciables (este costo tal vez acabe con mi presupuesto para mis próximas vacaciones, si no lo consume todo, puede mermarlo de una forma alarmante).
Pero, en fin, fue un accidente, claro que seré mas cuidadoso en el futuro cuando tome te cerca de algún equipo. Lo material parece tener solución. Digamos que el peor escenario, me afecta, pero no me detiene. Acá lo que me queda de reflexión es como, un accidente tan tonto puede tener tantas implicaciones. ¿Como estar preparado ante este tipo de riesgos?
El martes y miércoles acudí al curso de Earned Value, el cual es un método de planeación y control descrito en las recomendaciones del PMI para la administración de proyectos. El objetivo primero del curso es el de ganar PDUs para mantener mi certificación como PMP. El segundo, aplicar lo aprendido en mi vida profesional. Y el tercero, tal vez, aplicarlo en mi universo personal.
Lo que nos enseñaron del método en realidad es muy interesante. El objetivo de esta metodología es el poder registrar los avances reales de trabajo y consumo de recursos, los cuales se comparan con el plan original. Las desviaciones del plan, esa es la información clave del método. Se sabe desde un inicio que no existe un plan perfecto, por lo cual siempre se presentaran variaciones. Lo interesante es poder reaccionar a tiempo para tratar de minimizar los efectos negativos de las desviaciones encontradas entre el plan y la ejecución real. El primer parámetro analizado es el de costos (recursos), en segundo lugar, y con limitaciones importantes, este la variable tiempo.
En general puedo decir que es un método noble. Me parece que puede ser una herramienta muy valiosa para el seguimiento de ciertos proyectos. Siendo sinceros, no veo la aplicación inmediata en mi caso laboral particular; pero, como decía un conocido, el aprender algo nuevo no pude ser malo.
Entonces, me pregunto, ¿Que tan viable es el pensar en el aplicar dicha metodología a otros ámbitos, mas allá de lo laboral? Claro, específicamente al plano personal, ¿Será posible?
Esto lo reflexiono por que, debo reconocer, algunos temores personales los veo directamente relacionados con el riesgo.
Alguna vez leí que solo las personas que nos importan nos pueden lastimar. Me parece cierto. Así que personalmente he considerado que las relaciones humanas se basan en un porcentaje interesante en esta paradoja. A nadie en su sano juicio le gusta ser lastimado. ¿Que hacer para evitar ese dolor? ¿Aislarse de forma tal que nadie pueda llegar a ese nivel en el cual se convierte en un elemento peligroso a nivel emocional? Creo que no es la respuesta, como tampoco creo que la respuesta sea la apertura total y sin peros ante cualquier ser humano. Intuyo que debe existir un punto medio (muy personal y subjetivo para cada uno) en el cual el costo beneficio del riesgo implicado en una relación emocional trascendente haga sentido. Lo interesante, supongo es el poder definir ese punto medio. También supongo que, como seres dinámicos, cambiantes que somos, ese punto debe tender a cambiar en diferentes momentos. Como escribió Sabines. Yo no lo se de cierto.
Dicen que somos producto de la herencia, del entorno, y de la experiencia. Asi que he tratado de aplicar esa búsqueda del punto de equilibrio en las relaciones personales que he mantenido, pero me doy cuenta de que también me influye de forma importante el modelo que aprendí en mi familia de relación emocional. Creo que una gran cantidad de personas han sido influenciadas por los rompimientos de las relaciones de sus padres. Yo me siento en el extremo opuesto de esa situación. Mi modelo es el de una pareja que, a pesar de todo, se mantiene junta. A pesar incluso de la posibilidad de estar mejor separados. A pesar de que no exista dialogo, a pesar de que hace mucho tiempo no existe el compañerismo. A pesar de que la rutina tomo el lugar de todo lo demás. Cuando veo que algunos comenten en error de ni siquiera intentar el mejorar o adaptarse a la relación, me queda claro que uno de mis grandes errores ha sido el aferrarme a algo que ya no existe.
¿A que tanta palabrería? Pues, que tengo que reconocer que estoy experimentando algo que hace tiempo no sentía. Hace mucho no sentía, y de hecho, pensé que tal vez no podría sentir. Me siento emocionado en el proceso de conocer a alguien.
Ese sentimiento de sorpresa y alegría de sentirme movido, conmovido, es agradable. Me parece algo genial, son de esas sensaciones que uno espera todo el mundo pueda experimentar en algún momento. Pero, estos sentimientos pueden convertirse muy fácilmente en expectativas, y, si estas llegan a basarse sobre supuestos poco relacionados con la realidad, crean la formula básica de fracaso: expectativas no cubiertas = frustración.
Entonces. ¿Que sigue?
Sigue la calma. Creo que es lo mejor. Si algo puede llegar a darse, era genial. Si no, también es genial, por que lo ya compartido, la complicidad ya creada, es algo bastante agradable, y es bueno. Por otro lado, tengo perfectamente claro que en este caso particular, los riesgos son realmente altos. Tengo la realidad frente a mis ojos, así que me parece sano no tratar de engañarme. El poder esperar que esta relación crezca me gustaría, definitivamente, pero implica una inversión de muy alto riesgo emocional. Mi aversión al riesgo es alta, así que, para desarmar la formula del fracaso, tengo que esperar nada. Esto no solo debe neutralizar la parte de la frustración, también debe genera la ventaja de que cualquier logro que se de en este tema, por pequeño que parezca, debe ser una gran victoria que atesorar.
Me he aferrado un par de veces a casos que ya no tenían salvación. Espero no cometer ese error una tercera vez. Ahora se que nada es para siempre, y se que eso no es malo, se que las enseñanzas deben atesorarse y entenderse, y se que cada día debe ser atesorado, con todo y a pesar de todo.
Entonces, el riego siempre estará, no se puede eliminar; se pueden modular los riesgos y sus efectos, pero, no se trata de evitar el dolor. Se trata de vivir bien sin jugar al suicida emocional. Se trata de vivir cada día como el último, tratando de estar preparados para lo peor, pero esperando y trabajando para lo mejor. Se trata de vivir y atesorar cada momento, y entender que los momentos no son para siempre ( lo aprendido dura mas, eso si). Se trata de salir cada día a echarse un clavado en la vida, y moverse con decisión, pero relajado, para poder sentir como fluya la vida alrededor de nosotros, como nos acaricia la piel, y el alma, y abrir los ojos, para poder apreciar el paraíso que muy frecuentemente no queremos ver. Y vernos al espejo, en la mañana, y comprometerse con ese humano que nos ve de frente, para prometerle un buen día, aun sabiendo, o tal vez por saberlo, que podría ser la última oportunidad para hacerlo.
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